domingo, 15 de enero de 2017

DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA

La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)

1. INTRODUCCIÓN
El 13 de septiembre de 1923 el general Miguel Primo de Rivera dio un golpe de estado con el que puso punto y final al decrépito sistema de la Restauración, iniciándose un período de dictadura militar que se extendió hasta 1931.

El sistema político de la Restauración, en el que los partidos dinásticos se iban turnando en el poder de manera pacífica y pactada, se mantuvo operativo hasta el establecimiento de la dictadura. Sin embargo, en los últimos años de funcionamiento el sistema mostraba claros signos de desgaste, y a medida que se acentuaba la crisis institucional aumentaba el ruido de sables.

La caída de la dictadura terminó arrastrando al rey, Alfonso XIII, debido a la actitud permisiva que mantuvo ante el establecimiento y el desarrollo del régimen, lo cual lo lastró en gran medida, y a su incapacidad, debido a múltiples factores, para liderar un proceso de transición política que posibilitara el regreso a un sistema constitucional.

ANTECEDENTES

La situación internacional: la I Guerra Mundial y la Revolución Bolchevique

La postura neutral que mantuvo España durante La Gran Guerra (1914-1918) se derivó en gran medida del hecho de no haber participado en los sistemas de alianzas internacionales que se habían venido estableciendo durante los años precedentes entre las principales potencias europeas.

La no participación en la guerra propició una cierta expansión de la economía española, ya que el conflicto redujo la capacidad productiva de los países beligerantes, y España, por su cercanía geográfica, se convirtió en un importante suministrador de productos industriales y agrarios. Sin embargo, el aumento de la demanda de productos españoles, aunque estimuló el crecimiento de la producción, provocó una subida paralela de los precios. Por lo tanto, aunque el aumento de la demanda benefició por un lado a la industria catalana y vasca y a la minería asturiana fundamentalmente, por otro lado acentuó la situación de pobreza de las clases populares.

Durante la Gran Guerra estalló, en 1917, la Revolución bolchevique en Rusia. Era la primera vez que un partido obrero conseguía hacerse con el poder e iniciaba la construcción de un estado de los trabajadores. La burguesía europea, atemorizada ante una eventual emulación de la revolución proletaria, exigió a los gobiernos un endurecimiento de la represión contra los partidos obreros, produciéndose un aumento considerable de la conflictividad social en durante estos años.

Los partidos políticos de oposición

Los principales partidos de la oposición en los años previos al establecimiento de la dictadura de Primo de Rivera fueron los siguientes:
·                     Partido Republicano Radical de Lerroux. Conoció un importante retroceso electoral durante esta época, debido a la pérdida de apoyo por parte del sector obrero, que comenzó a respaldar a partidos obreristas. Esto impulsó a este partido hacia posiciones cada vez más conservadoras.
·                     Partido Reformista de Melquíades Álvarez. Se trataba de un partido republicano, laico y anti-caciquil, que aspiraba a reformar el corrupto sistema político español. Durante esta época fue separándose cada vez más de los posicionamientos políticos socialistas, acercándose a los liberales.
·                     Partido Socialista. Conoció un fuerte incremento de su filiación y fuerza electoral. El estallido de la revolución rusa provocó un conflicto interno dentro del partido que desembocó en la escisión de un sector partidario de apoyar la revolución bolchevique rusa e ingresar en la III Internacional, la Komintern, organización fundada por Lenin y Partido Comunista Ruso en 1919 con el objetivo de extender la revolución por el mundo y terminar con el sistema capitalista. Este grupo fundó en 1920 el Partido Comunista Español (PCE)

La lucha sindical

Durante esta época los sindicatos obreros conocieron un fortísimo crecimiento, especialmente la CNT (Confederación nacional de Trabajadores), que pasó de 15.000 afiliados en 1915 a 700.000 en 1919. En Andalucía, la situación de miseria en la que vivía el campesinado y las aspiraciones de cambio social que alimentaba el triunfo de la revolución soviética impulsaron numerosas revueltas protagonizadas por los anarquistas en las que se quemaron cosechas, se ocuparon tierras y se repartieron propiedades. El historiador Díaz del Moral acuñó la afortunada denominación “Trienio Bolchevique” para referirse a esta explosiva situación prerrevolucionaria que vivió Andalucía entre 1918 y 1921. La gravedad de los acontecimientos llevó al gobierno a declarar la situación de guerra, prohibir las asociaciones obreras y detener a los principales líderes sindicales.

En Barcelona, la conflictividad social también se acentuó. Los enfrentamientos entre la patronal y los sindicatos se radicalizaron a partir de 1919. Los representantes de los empresarios crearon la Federación Patronal para luchar contra las fuerzas obreras. Recurrieron a la contratación de pistoleros a sueldo para asesinar a los principales líderes sindicalistas. Por otro lado hubo sectores anarquistas que optaron por la violencia y los atentados como estrategia de lucha. Entre estos destaca el grupo de los Solidarios, donde encontramos militantes como Juan García Oliver, Buenaventura Durruti y Francisco Ascaso. Los dos últimos murieron años más tarde, en 1936, luchando contra los sublevados en la Guerra Civil Española. La patronal contó además con el apoyo del gobierno para ejercer la represión sindicalista. Todo esto ha hecho que esta época sea conocida como la época del pistolerismo. Durante estos años hubo más de 800 atentados en los que murieron conocidos empresarios y políticos, así como los principales líderes de los movimientos obreros. Es de destacar el asesinato perpetrado por anarcosindicalistas del presidente del gobierno, Eduardo Dato, en 1921. Uno de los episodios más violentos se inició a raíz de la huelga comenzada en Barcelona en febrero de 1919 por los trabajadores de la empresa de energía eléctrica la Canadiense, que se prolongó durante cuarenta y ocho días, provocando la paralización del 70% de la industria catalana.

El problema de Marruecos

El gobierno español emprendió en Marruecos una agresiva política militar, tras la pérdida de las últimas colonias ultramarinas en 1898, para afianzar el control sobre la zona. Estas acciones fueron impulsadas por algunos grupos empresariales españoles con grandes intereses económicos allí. Sin embargo, la guerra de Marruecos generó un fuerte movimiento de repulsa entre los sectores más humildes, de donde salían los efectivos humanos llamados a defender la colonia norteafricana. La zona occidental, de Ceuta y Tetuán, no fue difícil de controlar, sin embargo la zona oriental ofreció una feroz resistencia al dominio español. Los enfrentamientos entre el ejército español y los rifeños fueron numerosos, aunque cabe destacar el ataque por sorpresa protagonizado por estos últimos al puesto español de Annual, en el que murieron unos 13.000 soldados españoles. El ejército español envió pronto nuevas tropas que consiguieron recuperar rápida y fácilmente las posiciones perdidas, sin embargo el Desastre de Annual provocó una fuerte desestabilización política.

El gobierno se vio forzado a dimitir, formándose un nuevo gobierno de concentración presidido por Antonio Maura en el que había representación de todas las fuerzas políticas. El Congreso encargó a una comisión la investigación del desastre de Annual. Ésta elaboró un informe, conocido como el Expediente Picasso, que provocó fuertes debates parlamentarios y contó con el rechazo rotundo del ejército, ya que dicho informe responsabilizaba del desastre a los principales mandos militares e incluso a Alfonso XIII, promotor de la ofensiva norteafricana. Socialistas y republicanos exigieron en el parlamento que tanto los mandos militares como el rey asumieran sus responsabilidades.




CAUSAS DEL GOLPE MILITAR

 Los sectores que le dieron apoyo (militares, políticos cercanos a la monarquía y clases dirigentes) defendieron su acción como una solución para poner fin a la crisis política y a la conflictividad social que atravesaba el país.  Para los golpistas las razones que justificaban ese cambio eran:
·         La inestabilidad y el bloqueo del sistema
·         El desprestigio derivado del continuo fraude electoral
·         EL miedo de las clases acomodadas a una revolución social
·         El aumento del republicanismo y de los nacionalismos
·         El descontento del ejército por el desastre de Annual
·         Evitar que las Cortes exigieran responsabilidades por el desastre.



El golpe de Estado

Varios días antes de la fecha prevista para discutir en Cortes el expediente Picasso, el general Miguel Primo de Rivera dio un golpe de estado, la noche del 12 al 13 de septiembre de 1923.

Primo de Rivera exigió la disolución inmediata del gobierno y la entrega del poder a los militares. Alfonso XIII decidió acceder a dichas peticiones, encomendando la formación de un nuevo gobierno integrado únicamente por militares.

Primo de Rivera justificó el golpe de estado aduciendo que el régimen constitucional estaba bloqueado y que existía un gran riesgo de revolución social y se presentó como el remedio necesario para impulsar una regeneración del país.

Anunció su pretensión de terminar con el caciquismo y la corrupción política, la indisciplina social y las amenazas a la unidad nacional. Sin embargo hay que tener en cuenta que por otro lado con el golpe de estado Primo de Rivera evitaba la democratización del sistema político promovido por el último gobierno de concentración dirigido por García Prieto. Atendiendo a esto, su acción puede ser interpretada más como un intento de frenar las reformas que como la pretensión de regenerar el sistema moribundo de la restauración.

 LA DICTADURA (1923-1931)

El Directorio Militar (1923-1925)
En esta primera fase Primo de Rivera constituyó un gobierno de carácter interino integrado exclusivamente por militares con el que pretendía hacer frente y resolver los graves problemas que amenazaban a España. Las principales medidas adoptadas por este gobierno fueron muy duras: 
·                     La Constitución de 1876 fue suspendida.
·                     Las Cámaras legislativas (Congreso y Senado) disueltas.
·                     Los partidos políticos y los sindicatos fueron prohibidos.
·                     Las autoridades civiles locales fueron cesadas. Con ello pretendía acabar con la élite oligárquica y el caciquismo.

Miguel Primo de Rivera creó en 1924 un nuevo partido gubernamental, la Unión Patriótica, con el objetivo de prestar apoyo social a la dictadura. Se trató de un partido en el que se quería integrar a toda la sociedad y con el que se pretendía sustituir a todos los partidos políticos tradicionales, a los que consideraba corruptos. Sus principales afiliados procedían de la antigua oligarquía caciquil, el carlismo, la oligarquía agrícola y el catolicismo. Aunque Primo de Rivera anunció como uno de los objetivos principales del régimen terminar con la oligarquía y el caciquismo, muchos de los integrantes de estos grupos se incorporaron a la Unión Patriótica, reciclándose políticamente, lo cual les permitió mantenerse ligados al poder.  EL partido sin programa ideológico definido y cuya misión  primordial era proporcionar apoyo social a la dictadura y seguir sus directrices.

Este partido le sirvió al régimen para hacer propaganda de la dictadura y de la ideología derechista y católica que defendía. Las líneas ideológicas principales de la Unión Patriótica fueron:
·                     Rechazo de la democracia liberal y del sistema parlamentarista.
·                     Nacionalismo centralista anti-regionalista.
·                     Defensa a ultranza de la religión católica.

El lema adoptado por la Unión Patriótica fue patria, religión y monarquía, adaptación del lema carlista dios, patria y rey. De entre los afiliados al partido salían los cargos para los ayuntamientos, las diputaciones y los gobiernos civiles.

Las primeras medidas fueron suspensión del régimen constitucional, disolución de las cámaras legislativas, cese de las autoridades civiles, prohibición de las actividades de los partidos y de los sindicatos. Se militarizó el orden público y se reprimió al obrerismo radical. Elaboró un Estatuto Municipal y otro Provincial. Se disolvieron los ayuntamientos que se sustituyó por juntas de vocales nombradas por los gobernadores civiles.

Durante esta fase Miguel Primo de Rivera asumió personalmente el mando de las operaciones militares en Marruecos (Alto comisionado de Marruecos 1924) con la intención de liquidar el conflicto en el norte de África. A partir de 1925 España colaboró militarmente con Francia. Fruto de esta colaboración se planeó y se llevó a cabo un desembarco en Alhucemas ese mismo año que condujo a la victoria definitiva sobre los rebeldes rifeños.  Abd el-Krim se rindió a las tropas francesas. En 1927 la guerra de Marruecos había llegado a su fin con la ocupación efectiva de todo el protectorado  y la victoria dio a Primo de Rivera una enorme popularidad.

A partir de 1926 la idea de volver al régimen constitucional se fue abandonando y el régimen se institucionalizó siguiendo la influencia del fascismo italiano.  Se convocó una Asamblea Nacional Consultiva (1927) de carácter corporativo (sus miembros designados entre los prohombres, no sufragio universal). También se reactivó El Somatén (ciudadanos armados voluntarios) para colaborar en el mantenimiento del orden público.


El Directorio Civil (1925-1930) A partir de 1925 Primo de Rivera trató de iniciar una nueva fase política que condujese a la institucionalización del régimen. Para ello trató de crear una Asamblea legislativa, una nueva constitución y un partido político único, la Unión Patriótica.  Incluyó entre sus ministros  a José Calvo Sotelo o Eduardo Aunós aunque el peso de los militares continuó siendo importante  y autoritario.

En 1927 convocó una Asamblea Nacional consultiva en 1927, similar al Gran consejo Fascista italiano creado por Mussolini, formada por miembros de la Unión Patriótica que fueron elegidos mediante sufragio restringido. A esta Asamblea se le encomendó la tarea de redactar una nueva constitución. Sin embargo, el proyecto no llegó a conseguir el consenso suficiente y nunca llegaría a entrar en vigor.


La política económica

Durante los años veinte la dictadura se benefició de una coyuntura económica internacional muy favorable. El estado puso en marcha una política económica de carácter paternalista, de revolución desde arriba, que condujo a la puesta en marcha de ambiciosos proyectos de obras públicas, como la construcción de pantanos, ferrocarriles y carreteras. Esta política, aunque benefició en gran medida a algunas regiones, provocó sin embargo un fuerte déficit presupuestario y el endeudamiento del estado.

En esos felices años veinte el régimen puso en marcha un programa de fomento de la industria y las infraestructuras, pero olvidó el problema agrario (sin reformas a pesar de promover el regadío = confederaciones Hidrográficas). La idea  principal fue la nacionalización de sectores de la economía y la intervención estatal. El Estado fue el motor de las obras públicas (ferrocarriles, carreteras, planes hidrográficos, etc). El gobierno aprobó el decreto de Protección de la Industria Nacional (ayudas estatales a las empresas que no podían competir con el exterior). Se concedió monopolios ( Compañía Telefónica Nacional de España, Campsa, etc) todo ello generó una gran deuda.

3.3. La política social

Para evitar los conflictos sociales se creó la Organización Corporativa Nacional, organizada en profesiones, con comités integrados por el mismo número de patronos y obreros. Reglamentaban los salarios y las condiciones laborales y actuaban como árbitros en caso de conflicto. La UGT prestó su apoyo a estos comités, mientras la CNT fue prohibida.

Asimismo se puso en marcha una importante política de construcción de casas baratas para mejorar las condiciones de vida de las clases más humildes.

La oposición a la Dictadura

Pasados los primeros años de dictadura, la oposición se organizó e intensificó en torno a los siguientes grupos:
·                     Los republicanos, que se organizaron en torno a la Alianza Republicana que unió a diversas facciones del movimiento y desarrollar una amplia propaganda exterior.
·                     Los anarquistas, integrados en la CNT, se dividieron: por una parte estaban los que defendían el diálogo y por otra los que eran partidarios de la insurrección popular violenta. Estos últimos fundaron en 1927 la Federación Anarquista Ibérica (FAI).
·                     Los comunistas.
·                     Algunos sectores del ejército. Las conspiraciones militares como el complot de la sanjuanada en junio de 1926.
·                     La práctica totalidad de los intelectuales, entre los que destacan figuras como Unamuno, Ortega y Gasset, Blasco Ibáñez y Menéndez Pidal. Los intelectuales y el mundo universitario fueron controlados por el régimen mediante censura o cierre de universidades.  Esto originó  la creación de un gran sindicato (Federación Universitaria Española. En 1924 suscribieron un manifiesto con más de cien firmas contra la dictadura. Unamuno desterrado a Fuerteventura y Blasco Ibañez se exilió y donde llevó una campaña contra el rey y Primo de Rivera.
·                     Los nacionalismos en especial el catalán. En Cataluña se liquidó la Mancomunidad (1925), el catalán en público, la sardana etc con lo que provocó un distanciamiento incluso entre los sectores que habían simpatizado con el golpe ( LLiga regionalista)
·                     Los socialistas: el PSOE rechazó el régimen en 1929 y se declaró a favor de la República.


La caída del dictador y de la monarquía

El régimen fue perdiendo todos sus apoyos. Alfonso XIII, temeroso de que la caída de la dictadura le afectase negativamente, ya que él había sido su principal valedor, decidió retirar su apoyo a Primo de Rivera, el cual dimitió en enero de 1930.

El rey nombró jefe de Gobierno al general Berenguer con la intención de que éste organizase la vuelta al régimen constitucional. La misión era la de celebrar una elecciones que permitierna retornar a la normalidad constitucional.

El cambio se fue desarrollando de una manera demasiado lenta. La prensa calificó al nuevo gobierno como la Dictablanda. La oposición comenzó a organizarse y los republicanos, los catalanistas y el PSOE acordaron la firma conjunta del Pacto de San Sebastián (agosto de 1930), a través del cual acordaron constituir un Comité Revolucionario encabezado por Alcalá Zamora que se encargaría de contactar con los militares republicanos y con los representantes de los obreros para organizar un levantamiento armado que hiciera caer el régimen.

Sin embargo los planes de los conspiradores organizados en torno al Pacto de San Sebastián se vieron frustrados como consecuencia del levantamiento militar de Jaca del 12 de diciembre de 1930 a favor de la república protagonizado por los capitanes Fermín Galán y García Hernández. Esta sublevación fue rápidamente controlada por el gobierno, siendo sus promotores fusilados, lo cual contribuyó a avivar los sentimientos republicanistas entre la opinión pública. Después fueron detenidos la mayor parte de los integrantes del comité revolucionario. A pesar de los intentos del gobierno por aplastar el movimiento republicanista, éste continuó creciendo.

La difícil situación política llevó a Berenguer a dimitir. En febrero de 1931 el almirante Aznar estableció un nuevo gobierno, prometiendo elecciones y la formación de Cortes constituyentes. Puso en marcha unos comicios en tres niveles: municipales, provinciales( diputaciones) y legislativo. El gobierno decidió convocar en primer lugar elecciones municipales al considerarlas las menos peligrosas para la monarquía.   El 12 de abril de 1931 se celebraron elecciones municipales. En principio no se esperaba ningún cambio radical, se convocaron con la intención de hacer un sondeo previo a las elecciones legislativas. Sin embargo fueron entendidas por la mayoría de los españoles como un plebiscito a favor o en contra de una monarquía excesivamente identificada con la dictadura. La interpretación de los resultados ha sido objeto de controversia historiográfica, ya que aunque el cómputo global de los votos parecía ser favorable a la monarquía, en los distritos electorales urbanos, menos
influenciados los sistemas clientelares caciquiles, el voto republicano consiguió una clara mayoría. Esto forzó la abdicación de Alfonso XIII pocas horas después y el 14 de abril de 1931 fue proclamada la Segunda República Española.


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