CLASIFICACIÓN
El texto es un
fragmento del tratado de Paz de París de 10 de diciembre de 1898 en el que este Tratado
Internacional pone fin a la guerra hispano-estadounidense. Es una Fuente primaria y de naturaleza política . Los autores son las delegaciones plenipotenciarias de los gobiernos español y
estadounidense y los destinatarios serían ambos gobiernos y la opinión pública internacional.
La Isla de Puerto Rico era una colonia española hasta
1898 que fue ocupada por los EEUU y convertida en estado Asociado. La isla de
Guam, Micronesia dentro del archipiélago de las Marianas y que pasó a ser una
colonia norteamericana. Las islas Filipinas pertenecía a España desde el
reniado de Felipe II y como consecuencia de la guerra pasará a ser colonia de
EEUU.
Ideas principales
La idea principal será la cesión de Cuba, Puerto Rico, Guam y Filipinas a
los Estados Unidos siendo las ideas secundarias el pago a España de veinte millones de dólares
por la posesión estadounidense de las Filipinas y el intercambio de prisioneros.
Contexto
El Contexto es el del largo periodo de la
Restauración, que se prolonga desde el reinado de Alfonso XII (1875-1885),
hasta el reinado de Alfonso XIII (1902-1923, en que se inicia la dictadura de
Primo de Rivera, admitida por Alfonso XIII, que se exiliará en abril de 1931),
pasando por la Regencia de María Cristina de Habsburgo (1885-1902), bajo cuya
jefatura del Estado y con Sagasta en el gobierno, se producirá la guerra
hispano-estadounidense y la paz de París (ambas en 1898).
Aunque el sistema dio estabilidad política a España,
lo viciado del mismo y sus elementos inasimilables, así como sus fisuras,
terminarán por hacerlo inviable.
LA IMPORTANCIA DE CUBA
Cuba era gran exportadora a nivel mundial de caña de
azúcar (y azúcar de caña), café y tabaco. La venta libre era tolerada, sin
embargo España mantenía en Cuba un mercado cautivo (protegido por altos
aranceles), lo cual molestaba a los Estados Unidos, partidarios del libre
comercio, país que, por otra parte, tampoco habían logrado forzar del gobierno
español la venta de la isla.
Los criollos de Cuba demandaban autonomía,
representación en las Cortes de Madrid, abolición de la esclavitud y libertad
de comercio. En estas dos últimas reivindicaciones contaban con la oposición de
los hacendados españoles en la isla (que poseían esclavos negros) y de los
comerciantes peninsulares.
EL CONFLICTO DE CUBA
El primer brote de insurgencia en la isla se produce
en 1868: la guerra de los 10 años (1868-1878) terminará con la paz de Zanjón y
promesas que se cumplirían muy tardíamente: la abolición de la esclavitud no
llegará hasta 1886 y la autonomía para la isla se decidió cuando era ya
inviable (en 1897).
La guerra chiquita (1879) fue sofocada. Aún así, la
insurrección resurge con fuerza en 1895, dando lugar a la recta final del
conflicto (1895-1898), cuando el independentismo era la opinión mayoritaria de
la población cubana, acaudillado por José Martí, un criollo que había fundado
en 1893 el Partido Revolucionario Cubano, partidario de la independencia. Su
muerte prematura en mayo de 1895 no desanimará a los caudillos de la
independencia, que contarán con el apoyo de los Estados Unidos (suministro de
armas).
En 1895 Cánovas envió a Cuba al general Martínez
Campos y, después, al general Weyler, de talante represivo. El giro del
gobierno en 1897, a
favor de un compromiso de cesión de autonomía a la isla, llegaba demasiado
tarde.
La explosión del acorazado Maine en el puerto de La
Habana (febrero de 1898) decidió la declaración de guerra a España por parte de
los Estados Unidos (abril de 1898). Aunque la guerra tuvo escenarios
terrestres, se decidió en el mar, en combates desiguales: batalla de Cavite
(mayo de 1898), junto a la bahía de Manila, y batalla del puerto de Santiago de
Cuba (julio de 1898).
El tratado de París puso fin a la guerra y al imperio
ultramarino español.
CONSECUENCIAS DE LA GUERRA Y DEL TRATADO DE PARÍS
-Humanas: Unas 32.000 víctimas españolas (el ejército
expedicionario contaba con 180.000 soldados).
-Económicas: Fin del mercado colonial. Repatriación de
capitales americanos (con ellos nacerá el Banco Hispanoamericano).
-Políticas: La Restauración prosigue, pero con un
sistema cada vez más cuestionado. La regeneración política pretendida por las
nuevas personalidades del turno no tendrá cumplida realización. Por otra parte,
se planteó crear un nuevo pequeño imperio colonial en África para recuperar el
prestigio perdido: España ya había iniciado la ocupación de Río de Oro (Sahara
Occidental) desde 1884, y tenía presencia en la Isla de Fernando Poo (Golfo de
Guinea) desde 1858 (por acuerdos con Portugal que se remontaban a 1777); a
principios del siglo XX incorporará Río Muni (1904) y el Rif marroquí (
Conferencia de Algeciras, 1906), confirmado como protectorado en 1912, un
territorio que será fuente de amargos sinsabores..
-Morales: Se alcanzó honda frustración por la imagen
de debilidad que ofrecía España, frente a las grandes potencias imperialistas
de fin de siglo. Nacía así el “problema de España”: su identidad quebrada y el
amor a España pese a todo (al calor de ese sentimiento nacerá la Generación de
1898) y su regeneración política y económica más allá de la recreación de mitos
rancios (Joaquín Costa hablará de encerrar el cadáver del Cid bajo siete
llaves).
-Militares: El ejército y la armada españoles quedaron
dañados por estos fracasos. En consecuencia, nacerá un sentimiento militar
corporativista enfrentado al sistema político, tachado como viciado y culpable
de todo, y con tentaciones intervencionistas.
VALORACIÓN
La crisis del 98 significará un hundimiento moral para
España, pero de esa crisis nacerá una segunda edad de oro de nuestras letras
(la Generación de 1898: Ramiro de Maeztu, Miguel de Unamuno, Pío Baroja,
Antonio Machado, Valle Inclán y otros).
En otro orden de cosas, la crisis política del 98 será
el punto de partida de la larga crisis del sistema de la Restauración. El
intervencionismo militar, aparcado durante la Restauración, volverá a hacer su
aparición desde consignas patrióticas (ley de jurisdicciones de 1906. golpe de Estado de Miguel
Primo de Rivera en septiembre de 1923).
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