Kim Jong-il, probablemente el más excéntrico, hermético y brutal dictador del mundo, ha muerto. La televisión norcoreana atribuyó su fallecimiento a la fatiga durante un viaje en tren. Incluso en su último momento, en la despedida, el dirigente norcoreano se rodeó de la propaganda que le había llevado a concederse el título de 'Querido Líder' y 'salvador de la patria'. El mensaje: Kim murió trabajando por sus compatriotas hasta el último suspiro.
"Nuestro gran líder Kim Jong-il falleció el sábado 17 a las 8.30 de la mañana mientras viajaba para realizar sus funciones de liderazgo", anunció entre lágrimas y vestida de luto la presentadora de la televisión oficial norcoreana KCTV. El líder de la República Democrática Popular de Corea tenía 69 años y había padecido problemas de salud desde que en 2008 sufrió una apoplejía.
La muerte del líder norcoreano llena de incertidumbre el futuro de la potencia nuclear y último Estado estalinista puro del mundo. Las riendas del país quedan en manos de un joven del que se desconoce casi todo y cuya edad no superaría los 30 años. Kim Jong-un hereda un Ejército de 1,2 millones de soldados y armas de destrucción masiva, pero también una economía arruinada que desde los años 90 tiene dificultades para alimentar a su población.
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